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Problemas de salud

Dificultades sociales para niños con enfermedades crónicas

Una enfermedad crónica puede presentar desafíos especiales para su hijo mientras se relaciona con otros niños. Los jóvenes se analizan unos a otros constantemente. Un niño con una discapacidad visible o uno que recibe un tratamiento especial puede ser señalado por los compañeros de clase debido a esas diferencias. La infancia media es una época difícil en la vida de los niños como para sentirse que son diferentes en apariencia o capacidad para seguir el ritmo de sus compañeros. Una condición que requiere medicamentos, ausencias frecuentes de la escuela, períodos de descanso o equipo especial, como aparatos ortopédicos o parches para los ojos, puede provocar vergüenza y que el niño se sienta rechazado.

Sin embargo, los niños que son distintos por razones de salud, raza, religión, familia y una infinidad de otras circunstancias pueden descubrir que tienen más similitudes que diferencias. Uno de los objetivos de la experiencia escolar de su hijo es que aprenda a aceptar y ser aceptadas por otros, independientemente de las diferencias. Tenga en cuenta que aunque sentirse diferente puede ser un trauma, la mayoría de jóvenes son bastante fuertes.

Tanto ellos como sus familias aprenden no solo a aceptar sus limitaciones, sino también a buscar alternativas creativas a los problemas que al inicio podrían haber sido abrumadores. Estos niños, cuando reciben ayuda y apoyo de sus familias, amigos y profesionales, pueden volverse personas más fuertes, a pesar de las cargas adicionales.

En el ámbito académico, los niños con enfermedades crónicas e inteligencia normal deben demostrar logros en el aula tan altos como los de sus compañeros. Los estudios muestran que muchos de estos jóvenes rinden menos de lo esperado en la escuela. Esto puede ocurrir por diversas razones. Su energía puede ser más baja o el medicamento puede afectar su estado de alerta o ponerlos irritables. Si la enfermedad les provoca frustración, pueden tener problemas emocionales o del comportamiento que puedan interferir con el trabajo escolar.

Con enfermedades como la anemia falciforme, asma, fibrosis quística, y diabetes, los jóvenes con frecuencia faltan varios días a la escuela en un lapso de tiempo, pero uno período que no es lo suficientemente largo como para calificar para un maestro en casa. Las hospitalizaciones también los mantiene ausentes de clases. En situaciones como esta, su hijo puede estar en desventaja. Si se queda detrás de sus compañeros por demasiadas ausencias a la escuela, puede sentirse frustrado y su motivación puede flaquear. Puede que se vuelva ansioso acerca de ponerse al día en las tareas. Esta ansiedad puede causar que evite asistir a la escuela incluso cuando está físicamente capacitada para hacerlo.

Sin embargo, se puede lidiar exitosamente con la mayoría de estos problemas al trabajar con el maestro, el pediatra o el psicólogo infantil. Si su hijo tiene un problema de salud que posiblemente le haga interrumpir su asistencia regular a la escuela, planifique con anticipación. Reúnase con el maestro al inicio de cada año escolar para discutir la mejor forma de mantener a su hijo al día con el trabajo. Planifique cómo enviarán las tareas y de este modo evitará que su hijo se atrase mucho. Debido a que su hijo tendrá citas con el médico con frecuencia, discuta con el médico la importancia de programarlas después del horario de la escuela cuando sea posible para evitar que se ausente de clases.

Además, al mantener al maestro actualizado acerca de la condición de salud de su hijo, usted y el pediatra puede trabajar con el maestro para prevenir interrupciones innecesarias en el progreso académico del joven. Sin embargo, sea prudente al solicitar tratamiento preferencias para su joven en la escuela. Si el maestro lo excusa frecuentemente de la tarea o exámenes, su hijo podría volverse excesivamente dependiente de este tipo de atención especial. El maestro también podría subestimar la capacidad real de adquisición de conocimientos del niño y por consiguiente tener expectativas menores. La mayoría de escuelas proporcionan enseñanza en casa debido a largos períodos de ausencias, ausencias intermitentes y frecuentes; por lo general, esto requiere una declaración del pediatra o médico primario de su hijo y debe ser con base en una evaluación cuidadosa de los beneficios y riesgos para su hijo.

Última actualización
11/21/2015
Fuente
Caring for Your School-Age Child: Ages 5 to 12 (Copyright © 2004 American Academy of Pediatrics)
La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales.
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