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Seguridad y Prevención

10 razones por las que los niños deben usar anteojos de sol en invierno

Por: Karl Neumann, M.D., FAAP 

Es tan importante que sus hijos usen anteojos de sol cuando el suelo está cubierto de nieve como en un día de verano en la playa.

Según la declaración de política sobre la luz ultravioleta de la American Academy of Pediatrics (AAP), el daño producido por los rayos UV es acumulativo durante toda la vida. Los anteojos de sol pueden ayudar a reducir las enfermedades oculares relacionadas con los rayos UV más adelante en la vida.

Lo que los padres deben saber sobre los efectos del sol de invierno:

  1. Los rayos del sol pueden quemar las capas externas de los ojos del mismo modo que pueden quemar la piel
  2. La nieve refleja hasta el 80 % de los rayos del sol. La nieve tiene un porcentaje mucho mayor de reflexión que el agua, la arena, el cemento, el césped o la tierra. Cuando la luz del sol se refleja en la nieve, la vuelve muy brillante al aire libre y puede crear un intenso resplandor que dificulta la visión. 
  3. Las actividades de invierno al aire libre aumentan el riesgo. Por cierto, un día en las pistas de esquí o en trineo con los niños no provocará una enfermedad ocular. En un terreno montañoso cubierto de nieve, los rayos reflejados impactan en los ojos desde todos los ángulos.
  4. La altitud también aumenta la radiación. Por ejemplo, los centros turísticos de invierno suelen estar ubicados a mayor altitud; cuanto mayor sea la altitud, menor será la atmósfera para filtrar los rayos nocivos. Además, el frío, las nubes ligeras y un sol bajo en el horizonte ofrecen poca protección.
  5. Reconozca los primeros síntomas de la ceguera de la nieve. La ceguera de la nieve es una forma de fotoqueratitis, una dolorosa afección ocular causada por los rayos UV reflejados en el hielo y la nieve.  Es como una quemadura de sol en la córnea del ojo y puede producirse en cualquier persona, incluso en los ojos desprotegidos de los bebés transportados en cochecitos, en los niños pequeños que juegan en la nieve y en los niños mayores que andan en trineos.
    1. En los bebés y niños pequeños que no usan anteojos de sol: Preste atención al parpadeo excesivo o a la irritabilidad inexplicable. Recuerde, los bebés menores de seis meses no deben estar expuestos a la luz solar directa. Consulte Cómo proteger a su bebé de las quemaduras del sol.
    2. En los niños mayores: Pueden quejarse de molestias en los ojos, brillo excesivo, irritación, sequedad y dificultad para parpadear. Sus ojos pueden estar enrojecidos y llorosos. Estos síntomas suelen atribuirse erróneamente al viento o al frío. Los síntomas pueden aparecer inmediatamente o después de 8 a 12 horas luego de la exposición. El dolor y la visión borrosa temporal pueden aparecer incluso más tarde.
  6. Lo ideal es que consulte con un oftalmólogo pediátrico sobre el tipo de anteojos de sol que debe comprar. Los anteojos de sol disponibles en supermercados y otros lugares pueden ser menos costosos. Sin embargo, en esos lugares no hay nadie que pueda ayudarlo a seleccionar el par correcto para su hijo. La mayoría de los anteojos de sol de verano permiten que entre demasiada luz en los ojos.
    1. Qué buscar: Anteojos de sol que bloqueen u ofrezcan una protección del 99 % y más frente a la radiación UV-A y UV-B, calcen perfectamente, cubran toda la zona entre las cejas y la mitad de las mejillas, y tengan un diseño envolvente que se extienda hacia las orejas. Busque una etiqueta o calcomanía en los anteojos de sol que indique protección total contra rayos UVA y UVB.
  7. Los sombreros, las bufandas y el protector solar completan la protección. El sol suele ser ignorado como causa de los problemas en los párpados. La piel de los párpados es sensible, delgada y se quema fácilmente. Los sombreros con alas o viseras de tres pulgadas (7,6 cm) de ancho como mínimo ayudan a proteger los ojos y los párpados del sol. Los anteojos de sol también lo harán. Las bufandas ayudan a proteger el cuello. Aplique protector solar a la piel que quede expuesta, teniendo cuidado para no colocarlo o rociarlo en los ojos de su hijo.
  8. No se preocupe si su hijo no se deja los anteojos de sol puestos. Los anteojos de sol son más importantes cuando los niños están bajo la luz directa del sol durante varias horas. Dé un buen ejemplo y use sus anteojos de sol (y protector solar).
  9. Sepa cómo tratar la ceguera de la nieve. Cuando los síntomas se produzcan al aire libre, retire a su hijo del sol. Si no hay dónde refugiarse, coloque una bufanda, un suéter o un gorro de esquí de tejido abierto sobre los ojos. Alivie la molestia con compresas frías, ibuprofeno (Motrin, Advil) o paracetamol (Tylenol), un ambiente oscuro y lágrimas artificiales de una farmacia local. Si los ojos de su hijo siguen enrojecidos e irritados 24 horas después, llame a su pediatra.
  10. Prácticamente todos los casos de ceguera de la nieve se curan espontáneamente en pocos días. No hay efectos visibles inmediatos, así como no hay efectos secundarios inmediatos por la exposición diaria al sol. Sin embargo, el daño que se produce es permanente. Resulta evidente cuando se producen cataratas décadas más tarde en la vida.

Si les enseña a sus hijos la importancia de usar anteojos de sol durante todas las estaciones del año y cómo cuidar sus ojos, es más probable que sigan cuidando sus ojos y usando anteojos de sol cuando sean adultos.

Recuerde, si tiene alguna pregunta o inquietud sobre la visión de su hijo, consulte con su pediatra; cuanto antes, mejor.

Información adicional:

 

Sobre el Dr. Neumann:

Karl Neumann, M.D., FAAP es pediatra, especialista en medicina del viajero y periodista. Es profesor asociado clínico de Pediatría (emérito) en Weill Medical College de Cornell University y pediatra tratante asociado clínico (emérito) en New York Presbyterian Hospital/Cornell Medical Center. El Dr. Neumann también es fundador y autor de KidsTravelDoc.com (en inglés), una guía pediátrica para viajes y actividades recreativas al aire libre. Siga al Dr. Neumann en Twitter @KidsTravelDoc

 

Última actualización
10/28/2016
Fuente
Copyright © 2016 Karl Neumann, M.D., FAAP
La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales.
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