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Vida familiar

Hermanastros

Nuestros hijos ahora tienen hermanastros. ¿Cómo podemos ayudarlos a llevarse bien?

Uno de los aspectos más difíciles de una familia mezclada es que los hijos de cada padre se sientan cómodos viviendo juntos como hermanos y hermanas. Los niños a quienes se le trae al mismo hogar con una mínima preparación y se espera que funcionen como una familia amorosa que congenia tienen pocas probabilidades de tener éxito. Puede parecer que se desarrollan relaciones de los libros de cuentos en esas primeras semanas en las que se empiezan a conocer, pero por lo general, esto es solo un período de luna de miel hasta que los niños se sienten lo suficientemente cómodos para expresar sus desacuerdos y conflictos entre sí.

Rivalidad entre hermanastros

Como con cualquier hermano, probablemente existirá alguna competencia entre los hijos de familias mezcladas, mucho de esto debido a que desean obtener la atención de sus padres. No se debe esperar que los hermanastros pasen todo el tiempo juntos, y de hecho, cada niño necesitará pasar algún tiempo con su propio padre.

En las familias mezcladas pueden existir otras situaciones que pueden crear antagonismo entre los niños. La hija de 12 años de un cónyuge puede enojarse si a menudo se le carga la responsabilidad de cuidar al hijo de 3 años del otro matrimonio de su padre o madre. Además, cuando hay conflictos en la nueva familia, por ejemplo, desacuerdos sobre a quién visitar en los días festivos, los niños con frecuencia se unen al bando de su papá o mamá, formando bandos y agravando cualquier rivalidad ya existente.

Privacidad y espacio personal

Algunas veces se le pide a un hijo que comparta la habitación con un hermanastro o hermanastra cuando, en el pasado, esa misma habitación era solo para él. O cuando los hijos de su padrastro vienen a visitarlo el fin de semana, es posible que se queden en su habitación por un par de días, lo cual en ocasiones crea enfado y celos.

La privacidad y el espacio personal se convierten en un asunto importante en las familias mezcladas. Siempre que sea posible, los niños deben tener sus propias habitaciones. Sin embargo, aunque compartan una habitación, cada niño debe tener sus propios juguetes y pertenencias; no se les debe obligar a que todo se convierta en propiedad comunitaria.

Manejo de la disciplina

Todos los niños necesitan disciplina. Pero en las familia mezcladas, los padres a menudo no están seguros quién debe administrarla. Por ejemplo, ¿debe un padrastro disciplinar a los hijos de su esposa, o debe ser ella la única que lo haga?

Con mucha frecuencia, los padrastros intentan imponer su autoridad y disciplinar directamente a sus hijastros, en vez de dejar a sus esposas que dirijan a sus propios hijos. Particularmente en los primeros meses, los padrastros y las madrastras deben jugar un papel de apoyo en la disciplina, permitiendo que su nuevo cónyuge continúe siendo el principal encargado de la disciplina. Deben evitar declaraciones como "¡De ahora en adelante, haremos las cosas de esta manera!" La nueva pareja debe hacer la transición gradualmente a una autoridad compartida. Esta transición se puede hacer a través de la delegación de autoridad del padre biológico al padrastro o madrastra, diciendo algo como "mientras estés con él, debes prestar atención a lo que él diga, o lo resolverás conmigo".

Después de años de ser madres solteras, muchas mujeres pueden sentirse agradecidas de tener una figura masculina de autoridad en la casa. Sin embargo, la presencia de él no la libera de la responsabilidad de ser la principal encargada del cuidado de sus propios hijos. Si el nuevo esposo llega a ser demasiado firme en la educación de los hijos de su esposa, los niños pueden sentir resentimiento hacia él y quejarse con su mamá de que su padrastro malo. Entonces, es posible que ella se encuentre atrapada en medio de su esposo y sus hijos a medida que los conflictos aumentan. Y si se pone del lado de su esposo, sus hijos se sentirán traicionados. Esta es una posición que se puede y se debe evitar.

Además, si el nuevo esposo o esposa no están de acuerdo en los asuntos relacionados con la disciplina, el niño puede empezar a restar importancia y a desafiar la autoridad de su padrastro o madrastra, lo cual no es bueno ni para el niño ni para la relación conyugal. Cuando los padres están en desacuerdo de esa manera, deben negociar sus diferencias o los problemas aumentarán.

Conforme avanza el tiempo, los padrastros o las madrastras desarrollarán una relación más cercana con los hijos de sus cónyuges, y finalmente podrán empezar a afirmar su propia influencia. Pero por lo menos al principio, no es apropiado que se conviertan en el principal encargado de la disciplina de los hijos de alguien más.


Última actualización
3/29/2016
Fuente
Caring for Your School-Age Child: Ages 5 to 12 (Copyright © 2004 American Academy of Pediatrics)
La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales.
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