Si se sospecha que el trastorno del espectro autista (TEA) es la causa de los retrasos sociales y del lenguaje de su hijo, el niño necesitará una evaluación diagnóstica completa. También deberá ser derivado a servicios de intervención temprana.
Esto es lo que puede esperar.
Se necesita una evaluación completa o una evaluación diagnóstica para TEA antes de llegar a un diagnóstico
Idealmente, esto lo hace un equipo de profesionales. Incluye hacer una serie de preguntas a los padres y cuidadores, observar al niño, hacer un examen físico y solicitar varias pruebas.
La intervención para el TEA consta de varios pasos diferentes
Primero, el pediatra de su hijo puede recetar terapias médicamente necesarias, como terapia del habla, conductual y/u ocupacional. Aunque las evaluaciones de diagnóstico pueden tomar algún tiempo para organizarse, algunos servicios de intervención temprana pueden comenzar sin un diagnóstico.
Inicio de servicios a través de programas de intervención temprana
Si su hijo tiene menos de 3 años: también debe ser referido al programa de Intervención Temprana (EI) de su estado.
Si su hijo tiene 3 años o más: puede ser evaluado y probablemente inscrito en los servicios de educación especial de su distrito escolar local.
Si su hijo tiene entre 3 y 5 años: puede ser elegible para asistir a un programa preescolar de desarrollo para niños que necesitan más apoyo. Comuníquese con su distrito escolar local.
Mientras tanto, un médico o psicólogo con experiencia en el diagnóstico de TEA puede realizar el diagnóstico. El TEA también puede ser diagnosticado por un equipo de especialistas que puede incluir pediatras del desarrollo, neurólogos infantiles, psiquiatras infantiles, psicólogos, patólogos del habla y el lenguaje, terapeutas físicos o ocupacionales, educadores y trabajadores sociales.
Por lo general, una evaluación de diagnóstico para TEA incluye:
Observación cuidadosa del juego y de las interacciones entre el niño y el cuidador
Historia detallada y examen físico
Revisión de registros de servicios de intervención temprana anteriores, escuelas u otras evaluaciones
Evaluación del desarrollo de todas las habilidades (motoras, lingüísticas, sociales, de autoayuda, cognitivas). Se sospecha de TEA cuando el funcionamiento social y del lenguaje de un niño está significativamente más afectado que su nivel general de habilidades motoras, cognitivas y de adaptación
Prueba de audición. Todos los niños con retrasos en el habla/lenguaje o aquellos que se sospecha que tienen TEA deben someterse a una prueba de audición formal
Evaluación del lenguaje que proporciona puntajes estandarizados de lenguaje expresivo (incluido el habla y los gestos) y lenguaje receptivo (comprensión del habla y los gestos de los demás). Esto también debe incluir una evaluación del lenguaje pragmático (uso social del lenguaje) y la articulación (pronunciación)
Si bien un diagnóstico de TEA se basa en toda la información recopilada, como el historial del niño, las observaciones y las pruebas, no es necesario completarlas al mismo tiempo. Es valioso recibir un diagnóstico y continuar agregando información a un plan de apoyo y servicios.
El autismo puede estar asociado con un síndrome genético conocido o una condición médica
Es posible que se soliciten pruebas de laboratorio para evaluar otras posibles afecciones médicas que podrían causar síntomas de TEA. Esto depende de los resultados de la historia y el examen físico del niño. Si estas pruebas son apropiadas, su hijo puede ser derivado a otros especialistas, como un genetista o un neurólogo pediátrico.
Los exámenes médicos pueden incluir:
Pruebas genéticas. Se recomienda que a las familias se les ofrezcan pruebas genéticas, como por ejemplo, las pruebas de micromatrices cromosómicas, para ayudar a identificar las posibles razones por las que un niño podría tener TEA. En la actualidad, hasta el 42% de los niños en el espectro del autismo tienen anomalías genéticas que pueden identificarse mediante pruebas de micromatrices cromosómicas.
Dependiendo de los resultados de la historia y el examen físico de un niño, se pueden recomendar otros tipos de pruebas genéticas para buscar trastornos específicos. Los ejemplos incluyen el síndrome de cromosoma X frágil, el síndrome de Rett o el complejo de esclerosis tuberosa. Las pruebas genéticas deben considerarse seriamente si un niño tiene características físicas inusuales o retrasos en el desarrollo. También se pueden recomendar pruebas genéticas si hay antecedentes familiares de discapacidad intelectual de causa desconocida u otros trastornos genéticos.
Prueba de detección de plomo. La prueba de detección de plomo es un componente importante de los controles de niño sano. El nivel de plomo en la sangre de un niño debe analizarse cuando vive en un entorno de alto riesgo, como un edificio antiguo, o si continúa llevándose cosas a la boca.
Otras pruebas. Dependiendo de los resultados de la historia clínica y el examen físico del niño, se pueden solicitar electroencefalografía (EEG), resonancia magnética nuclear (RMN) o pruebas para detectar trastornos metabólicos. Los niños con TEA pueden ser quisquillosos con la comida, por lo que el pediatra de su hijo puede recomendar buscar evidencia de deficiencias de hierro o vitaminas (especialmente deficiencia de vitamina D).
Pruebas médicas NO recomendadas:
No hay suficiente evidencia clínica para recomendar cualquiera de las siguientes pruebas específicamente para TEA:
Análisis del cabello
Medición de rutina de múltiples niveles de vitaminas o nutrientes
Estudios de permeabilidad intestinal
Análisis de las heces
Análisis de péptidos urinarios
Medición de mercurio u otros metales pesados
Diagnóstico de TEA
El diagnóstico de TEA se realiza mediante el uso de toda la información recopilada por el historial, la observación y las pruebas. Consulte ¿Cómo se diagnostica el autismo?
Si tiene inquietudes sobre el comportamiento o el desarrollo de su hijo, hable con su pediatra.
Nota del editor: los niños con TEA pueden tener otros problemas médicos que pueden necesitar más evaluación y tratamiento. Estos pueden incluir convulsiones, problemas para dormir, problemas gastrointestinales (problemas de alimentación, dolor abdominal, estreñimiento, diarrea y problemas de salud del comportamiento (como ansiedad, TDAH, irritabilidad y agresión).
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