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Problemas de salud

Úlceras pépticas

Los jugos digestivos del estómago y el intestino, que son sumamente ácidos, pueden erosionar el delicado revestimiento del tracto gastrointestinal y causar heridas que se conocen como úlceras. El sitio más común es el duodeno: la parte del intestino delgado que recibe la mezcla caldosa de alimentos semidigeridos provenientes del estómago. Tanto las úlceras duodenales como las úlceras gástricas (estomacales) se denominan úlceras "pépticas". El nombre hace referencia a la pepsina, la enzima digestiva responsable de descomponer las proteínas de los alimentos.

Los médicos solían creer que todas las úlceras eran causadas por la dieta y el estrés. Ahora sabemos que hay una bacteria, conocida como Helicobacter pylori, que podría ser la causante de muchas de las úlceras en adultos. El porcentaje de pacientes adolescentes con úlceras infectados por H. pylori podría estar cerca del 25 %. Los científicos consideran que este microorganismo común entra a nuestros cuerpos a través de la comida, el agua y, probablemente, los besos. La mitad del total de hombres y mujeres mayores de 60 años son portadores de la bacteria. Por qué la mayor parte de ellos jamás desarrolla úlceras pépticas es una pregunta para la cual aún se está buscando la respuesta.

Entre los síntomas que podrían sugerir la presencia de úlceras pépticas se incluyen:

  • Dolor agudo, con ardor o punzante en la parte superior del abdomen que puede durar entre treinta minutos y tres horas, y aparece y desaparece.

  • Pérdida de apetito.

  • Pérdida de peso.

  • Aumento de peso.

  • Náuseas y vómitos.

  • Vómitos con sangre.

  • Heces con sangre.

  • Hinchazón.

  • Eructos.

  • Anemia.

Cómo se diagnostican las úlceras

Mediante un examen físico con una historia clínica detallada, sumado a uno o más de los siguientes procedimientos:

  • Examen endoscópico del estómago (gastroscopía) o de la parte superior del intestino (esofagogastroduodenoscopía), incluyendo biopsia de tejidos, para detectar la bacteria H. pylori.

Para localizar el origen del sangrado gastrointestinal, el médico puede ordenar uno o más de los siguientes:

  • Prueba de sangre en las heces.

  • Hemograma completo.

  • Análisis de sangre de tiempo de protrombina.

  • Angiograma.

  • Sigmoidoscopía o colonoscopía.

  • Estudios de centellografía.

  • Tomografía computarizada (TC).

  • Resonancia magnética (RM).

Cómo se tratan las úlceras

  • Terapia con fármacos: "Cuando empecé en la gastroenterología, en la década de los años 70", dijo el Dr. Alan Lake, pediatra y gastroenterólogo pediátrico de la Facultad de Medicina de la Johns Hopkins University en Baltimore, "sometía a entre seis y ocho pacientes por año a extirpaciones parciales de estómago para tratar la enfermedad crónica por úlceras pépticas. Pero desde mediados de la década de los años 80, no he enviado a ningún paciente a cirugía. Las opciones de medicamentos actualmente disponibles prácticamente han eliminado la necesidad de una operación".

Por lo general se incorporan varios tipos de fármacos al tratamiento:

  • Antiácidos de venta libre, que se toman en forma intermitente para neutralizar el exceso de ácido estomacal y aliviar el dolor abdominal.

  • Bloqueadores de H2 (cimetidina, ranitidina, famotidina), que reducen la producción de ácido en el tracto digestivo.

  • Antibióticos, si las pruebas de diagnóstico revelaran la presencia de H. pylori.

  • Inhibidores de bomba de ácido (omeprazol).

  • Agentes de protección mucosa (sucralfato, misoprostol).

Los jóvenes que tomen bloqueadores de H2 comenzarán a sentirse mucho mejor luego de algunas semanas. Entonces, se pueden suspender los medicamentos. Además, su hijo podrá volver a comer con normalidad; se ha descubierto que la dieta blanda que se recomendaba antiguamente no ayuda en el tratamiento de las úlceras ni las previene. Si la enfermedad reapareciera, como ocurre en entre la mitad y cuatro quintos del total de casos, la mayoría de los pediatras recomiendan seguir tomando los medicamentos durante entre seis meses y dos años.

Última actualización
3/2/2018
Fuente
Adapted from Caring for Your Teenager (Copyright © 2003 American Academy of Pediatrics)
La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales.
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