Por Daniel DiGiacomo, MD, MPH, FAAP
Los pediatras habitualmente están atentos a signos de una enfermedad que podrían indicar que otra está en proceso. La
marcha alérgica es un ejemplo de problemas de salud conectados entre sí y un patrón que afecta a millones de bebés y niños en todo el mundo.
Si no sabe en qué consiste la marcha alérgica y desconoce el posible impacto en la salud de su hijo, continúe leyendo para obtener información útil.
¿Qué es la marcha alérgica?
La marcha alérgica (también llamada marcha o progresión atópica) es una cadena de problemas de salud que por lo general se manifiestan uno después del otro. Todos pueden tener un origen común en el sistema inmunitario.
¿Qué afecciones pueden formar parte de este patrón?
Por lo general, el primer signo es la
dermatitis atópica, una forma de eccema que a menudo se manifiesta antes del primer año de vida del niño. La dermatitis atópica provoca sequedad, picazón y parches descamados en la piel del bebé, que pueden indicar mayores riesgos de desarrollar lo siguiente:
En algunos casos, los niños pueden desarrollar una afección llamada
esofagitis eosinofílica (EoE) posteriormente como parte de la marcha alérgica. La EoE es una inflamación alérgica del esófago (el tubo que transporta los alimentos desde la boca hasta el estómago), que puede dificultar la deglución y provocar síntomas como vómitos o dolor abdominal.
¿La marcha atópica se manifiesta siempre del mismo modo?
Estudios en curso demuestran que la marcha alérgica puede manifestarse de diferentes maneras. Por ejemplo, podría comenzar con
alergias alimentarias en lugar de dermatitis atópica. Podría presentarse más de una afección al mismo tiempo, en lugar de una seguida de otra u otras. Algunos niños tendrán dermatitis atópica y alergias, pero nunca llegarán a desarrollar asma: esto demuestra que la marcha alérgica no avanza en todos los casos. Sin embargo, hay estudios que confirman que 1 de cada 3 bebés y niños pequeños que tienen dermatitis atópica desarrollará alergias o asma más adelante, por lo general, antes de los 5 años.
¿Cuáles son los factores que causan la marcha alérgica?
Las investigaciones sugieren que la marcha alérgica comienza en el sistema inmunitario, encargado de defender el organismo del niño contra infecciones que pueden enfermarlo.
Los sistemas inmunitarios de niños con afecciones relacionadas con la marcha alérgica pueden estar sensibles y reaccionar de forma exagerada al exponerse a
ciertos desencadenantes (alérgenos). Estos desencadenantes no suelen contagiar a otros niños, pero pueden causar reacciones graves, que ponen en
peligro la vida, en niños alérgicos o con asma.
Alérgenos que pueden provocar brotes alérgicos en niños pequeños:
Comidas elaboradas con huevo, maní (cacahuate), leche de vaca, pescado, soya, frutos secos, trigo o sésamo.
Irritantes ambientales, como el humo del tabaco, la contaminación del aire, el polen o los ácaros de polvo.
Elementos que irritan la piel, como caspa animal, jabones para la ropa, perfumes y muchos otros.
¿Hay algunos niños que corren mayores riesgos de tener alergias y asma?
Si bien existe evidencia científica sólida que señala que las alergias y el asma se transmiten de forma hereditaria, los genes no suelen ser la única causa. Estudios han vinculado la
obesidad infantil (especialmente antes de los 2 años) con mayores riesgos de desarrollar asma. Además, existe una relación entre una dieta menos variada en mujeres embarazadas y el riesgo de desarrollar alergia alimentaria y asma.
Los niños con una fuerte exposición al
aire contaminado, al
humo del tabaco, a la caspa animal y a otros irritantes pueden desarrollar alergias en mayor medida que otros. Los
niños indígenas, de raza negra e hispanos son más vulnerables al asma que los niños de raza blanca, lo que podría reflejar un alto nivel de alérgenos en los lugares donde residen algunas familias o dificultades para acceder a una atención eficaz. Si le preocupan los riesgos a los que está expuesto su hijo, hable con el pediatra sobre las estrategias de protección.
¿Hay formas de detener la marcha alérgica?
No existe un único tratamiento capaz de detener por completo la progresión de la marcha alérgica. Sin embargo, estas son algunas maneras de demorar su avance. Un primer paso útil es compartir sus
antecedentes familiares de salud con el médico de su hijo. Los riesgos de eccema, alergias y asma suelen ser hereditarios, por lo que es recomendable hablar sobre los posibles riesgos con el pediatra.
La prevención puede comenzar incluso antes de que los bebés nazcan. Ingerir una dieta balanceada, rica en nutrientes, y evitar el uso de antibióticos o antiácidos durante el embarazo pueden fortalecer el sistema inmunitario de su bebé. Las investigaciones demuestran que los partos naturales, siempre que sean seguros y posibles, también pueden favorecer la salud del sistema inmunitario.
Después de que el bebé nazca, pueden ponerse en práctica las siguientes medidas preventivas:
Proteger la barrera cutánea. Algunos investigadores consideran que la piel seca y agrietada facilita el acceso de desencadenantes de alergias al organismo del niño, propiciando el terreno para el desarrollo de afecciones alérgicas. En los bebés que tienen eccema, es importante hidratar la piel con una crema rica en emolientes para asegurar que la barrera cutánea esté saludable. También puede ayudar el uso de tratamientos antinflamatorios (como corticosteroides tópicos) cuando lo recomienda el pediatra. Los bebés y niños pequeños con eccema, en especial con dermatitis atópica, pueden requerir cuidados especializados para evitar brotes alérgicos.
Exposición temprana a algunos alimentos. Darle a su bebé pequeñas cantidades de maní, huevo y otros alérgenos alimentarios comunes le enseña al organismo a tolerarlos. Hable con el pediatra sobre los alimentos que su hijo debe probar, los signos que usted debe observar y cuándo debe buscar atención ante una reacción alérgica.
Atención eficaz para las alergias. Si su hijo desarrolla rinitis alérgica, los cuidados constantes pueden reducir las probabilidades de que también desarrolle asma más adelante. El pediatra puede ayudar a identificar los desencadenantes de alergias y minimizar el impacto que producen en el hogar, la escuela, la guardería y otros entornos. Las medidas para evitar el contacto con alérgenos, los medicamentos para tratar las alergias y los tratamientos respiratorios pueden ser parte del plan de atención de su hijo.
Inmunoterapia. Se trata de inyecciones para la alergia que actúan sobre el sistema inmunitario para que su hijo sea menos vulnerable a los brotes alérgicos. Aumentar gradualmente las dosis del o de los desencadenantes de alergias que les provocan síntomas ayuda al organismo a aprender a tolerarlos, lo que puede demorar la marcha alérgica, especialmente la aparición del asma.
Recuerde
Hable con el médico de su hijo si nota signos de una enfermedad que podría estar vinculada a la marcha alérgica. Las pruebas diagnósticas pueden ayudar a confirmar lo que está ocurriendo para que usted y el pediatra puedan armar un plan de bienestar eficaz para su hijo. El diagnóstico y el tratamiento de las afecciones relacionadas con la marcha alérgica permiten que los niños tengan una vida activa y saludable.
Más información
Acerca del Dr. DiGiacomo
Daniel DiGiacomo, MD, MPH, FAAP, es inmunólogo/alergista pediátrico del K. Hovnanian Children's Hospital en Jersey Shore University Medical Center. Completó su residencia en Pediatría en el Children's National Medical Center y su especialización en el Massachusetts General Hospital de Boston. El Dr. DiGiacomo integra los Departamentos de Alergia e Inmunología y Epidemiología, Salud Pública y Evidencia de la American Academy of Pediatrics (AAP) y tiene interés clínico en la alergia alimentaria infantil. Le gusta estar en la playa con su familia durante su tiempo libre y es un gran aficionado a los deportes de Nueva York.
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