La palabra neumonía significa “infección del pulmón". Si bien la neumonía era extremadamente peligrosa para las generaciones pasadas, en la actualidad, la mayoría de los niños pueden recuperarse fácilmente si reciben asistencia médica adecuada.
La mayoría de los casos de neumonía surgen después de una infección viral de las vías respiratorias altas. La neumonía también puede ser causada por infecciones bacterianas. Además, si una infección viral irritó la vía aérea lo suficiente o debilitó el sistema inmunitario de un niño, pueden comenzar a crecer bacterias en el pulmón, lo que agrega una segunda infección a la infección original.
Ciertos niños cuyas defensas inmunitarias o cuyos pulmones están debilitados por otras enfermedades, como la fibrosis quística, el asma, o el cáncer pueden tener más probabilidades de presentar neumonía. Los niños cuyas vías respiratorias o cuyos pulmones son anormales por otras razones pueden tener un riesgo mayor.
Debido a que la mayoría de las formas de neumonía están vinculadas a infecciones virales o bacterianas que se propagan de una persona a otra, son más comunes durante el otoño, el invierno y el principio de la primavera, cuando los niños pasan más tiempo adentro en contacto estrecho con otras personas. Las posibilidades de que un niño desarrolle neumonía no se ven afectadas por cómo está vestido o por la temperatura del aire en los días fríos.
Signos y síntomas de neumonía en los niños
Al igual que muchas infecciones, la neumonía por lo general produce fiebre, que a su vez, puede causar sudoración, escalofríos, piel enrojecida y molestia general. El niño también puede perder el apetito y parecer menos enérgico de lo normal. Los bebés y los niños pequeños pueden lucir pálidos y sin fuerzas y llorar más de lo habitual.
Tratamiento para la neumonía
Cuando la neumonía es causada por un virus, por lo general, no hay un tratamiento específico más que el descanso y las medidas habituales para controlar la fiebre. No deben usarse antitusivos (supresores de la tos) que contienen codeína o dextrometorfano, ya que toser ayuda a eliminar las secreciones excesivas causadas por la infección. La neumonía viral generalmente mejora al cabo de unos días, aunque la tos puede permanecer durante varias semanas.
Debido a que muchas veces es difícil determinar si la causa de la neumonía es un virus o una bacteria, es posible que su pediatra le recete un antibiótico. Todos los antibióticos deben tomarse durante el período recetado completo y según la dosis específica recomendada. Puede sentirse tentado de interrumpir la administración antes de tiempo, pero no debe hacerlo: algunas bacterias pueden permanecer, y la infección puede regresar a menos que se finalice el período completo.
Prevención: la vacuna contra la neumonía
Su hijo puede vacunarse contra infecciones neumocócicas, una causa bacteriana de la neumonía. La American Academy of Pediatrics recomienda que todos los niños, a partir de los 2 meses de edad, reciban esta vacuna (llamada vacuna antineumocócica conjugada o PCV13). Es necesario administrar una serie de dosis a los 2, 4, 6 y de los 12 a los 15 meses de edad, al mismo momento que los niños reciben otras vacunas de la infancia.
Si su hijo no recibe las primeras dosis en los momentos recomendados, hable con su pediatra sobre un programa para ponerse al día. Se debe administrar una dosis de PCV13 a todos los niños saludables de entre 2 y 5 años que no hayan recibido previamente sus dosis recomendadas antes de los 2 años, y a los niños de entre 2 y 18 años con determinadas afecciones médicas subyacentes que no hayan recibido previamente una dosis de PCV13.
Otra vacuna antineumocócica (vacuna antineumocócica polisacárida o PPV23) también se recomienda para niños más grandes (de entre 2 y 5 años) que tengan un riesgo alto de presentar una infección neumocócica invasiva. Esto incluye a niños con:
También se recomienda para los niños que toman medicamentos o que tienen enfermedades que debilitan su sistema inmunitario. Algunos niños con determinadas afecciones médicas subyacentes pueden necesitar recibir una segunda dosis de la vacuna antineumocócica al menos 8 semanas después.
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