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Problemas de salud

Perspectivas para los niños con discapacidad intelectual

¿Cuáles son las perspectivas para los niños con discapacidades intelectuales?

Se considera que entre el 2 y el 3 % de los niños son discapacitados intelectuales (anteriormente llamados retardados mentales). Su inteligencia general está significativamente por debajo del promedio y tienen dificultad para adaptarse a su entorno.

Según los resultados de las pruebas normalizadas, el CI (coeficiente intelectual) promedio es 100; los rangos normales están entre 90 y 110. El grado de discapacidad intelectual depende de cuán por debajo de este rango normal se ubique el CI de un niño. Los expertos usan estos puntajes de CI más bajo para calificar a un niño como leve, moderada, grave o profundamente retardado. La mayoría de los niños con puntajes de CI por debajo del promedio no se consideran discapacitados intelectuales salvo que los puntajes de sus pruebas se ubiquen entre 70 y 89.

Diagnóstico

Solo un psicólogo certificado capacitado para administrar, puntuar e interpretar una prueba estandarizada de inteligencia o cognitiva puede diagnosticar una discapacidad intelectual. El psicólogo también debe poder observar y evaluar la conducta adaptativa.

Si bien la evaluación de retrasos del desarrollo y discapacidades intelectuales es una parte central de la asistencia pediátrica desde el nacimiento en adelante, algunos niños con una discapacidad intelectual y discapacidades del desarrollo leves no se identifican hasta los primeros años de escuela. La identificación precoz es fundamental para un mejor desenlace, porque las discapacidades del desarrollo de un niño no necesariamente son fijas ni inmodificables, y de hecho suelen responder al tratamiento adecuado.

La conducta adaptativa permite a los niños interactuar, adaptarse y satisfacer las exigencias de las demás personas y de la vida cotidiana. La conducta adaptativa específica incluye las destrezas motrices de un niño, sus aptitudes de comunicación, las destrezas de desempeño personal y vida independiente (comer, vestirse, asearse e ir al baño) y todas las demás destrezas de la vida diaria (uso de transporte público, mantenimiento de un trabajo adecuado, cuidado de una casa).

Causas

Las discapacidades intelectuales pueden tener causas variadas, entre las que se incluyen trastornos hereditarios tales como fenilcetonuria (phenylketonuria, PKU), alteraciones precoces en el desarrollo del embrión (síndrome de Down) y exposición a sustancias tóxicas (alcohol) o a infecciones cuando el niño todavía está en el útero de la madre. Ciertos problemas durante el trabajo de parto y el alumbramiento que sometan al bebé a situaciones de estrés, como lesiones cerebrales, pueden resultar en una discapacidad intelectual o pérdida de funciones específicas, como, por ejemplo, aptitudes de memoria o lenguaje. En la mayoría de los casos, se desconoce la causa de las discapacidades intelectuales y no hay fuentes específicas de identificación.

Educación

Para cuando llegan a la infancia media, la mayoría de los niños con discapacidad intelectual ya realizaron su evaluación y asisten a un entorno escolar adecuado. Si tiene un hijo con discapacidad intelectual, tiene derecho a una educación tal como cualquier otro niño.  La ley federal obliga a que se hagan evaluaciones para identificar a niños con supuestas discapacidades y brindarles los servicios adecuados.

A medida que los niños con discapacidad intelectual avanzan en el sistema escolar y por sus propias etapas del desarrollo, necesitan un programa de capacitación o educativo que vaya progresando y que sea adecuado para sus capacidades, y que responda a sus necesidades y a las de sus familias. Inicialmente, estos niños podrían necesitar ayuda para adquirir las destrezas de desarrollo básicas (destrezas de motricidad fina y gruesa, del habla y del lenguaje) que estén dentro de sus capacidades. En tanto los niños adquieren competencia en estas áreas, pueden aprender mejor las destrezas académicas y de otros tipos relacionadas con la escuela.

Aun así, estos niños siguen necesitando un entorno educativo especial con más atención y apoyo individuales. Esto se observa principalmente en niños que también tienen problemas de conducta. No obstante, algunos de estos niños pueden participar en actividades no académicas, tales como deportes, educación física, arte y canto, con compañeros que no tengan una discapacidad intelectual. Cada vez con más frecuencia, los niños con trastornos cognitivos leves (por ejemplo, discapacidades intelectuales leves) se integran en aulas inclusivas.

Capacitación vocacional

Preparar a los niños con discapacidad intelectual para que tengan metas vocacionales para toda la vida así como la mayor independencia posible es el objetivo principal de su educación. Incluso en los años de la escuela primaria, un niño con un interés o talento particular podría beneficiarse de una capacitación especial o de la exposición a las vocaciones pertinentes. La capacitación vocacional especializada es un objetivo fundamental en los años de escuela preparatoria.

Discapacidades intelectuales graves

Los niños con grados graves y profundos de discapacidad intelectual constituyen un pequeño porcentaje de los niños intelectualmente discapacitados. Estos jóvenes carecen de las destrezas de cuidado personal. No se comunican bien y a menudo tienen problemas de conducta, que incluyen conductas reiterativas o auto estimulantes. El cuidado en el hogar es, con frecuencia, difícil o imposible para los padres, y estos niños suelen acabar en entornos residenciales y reciben educación especial. Sin embargo, con las nuevas tendencias y filosofías, muchos expertos consideran que estos niños, en especial al convertirse en adolescentes o adultos, reciben una mejor atención en entornos más pequeños y normales, como en hogares grupales dentro de la comunidad.

Los padres pueden obtener información, apoyo y servicios a través de los centros médicos, escuelas comunitarias, programas de cuidados de relevo, redes de apoyo para las familias y pediatras.

Última actualización
8/22/2019
Fuente
Caring for Your School-Age Child: Ages 5 to 12 (Copyright © 2004 American Academy of Pediatrics)
La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales.
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