Su niño pequeño experimentará cierta sensación de
libertad las primeras noches después de habérsele transferido del todo a
una cama. Afortunadamente, la mayoría de los niños se alegran de haber
finalmente alcanzado esta “meta” y se quedan más gustosamente en sus
camas en comparación a sus cunas. Sin embargo, esta transición se debe
manejar con mucho cuidado. La mejor forma para hacerlo es continuar con
la misma rutina para ir a dormir que ha llevado desde que el niño empezó
a formar parte de la familia.
Repita los siguientes pasos:
- Cuando usted suspende una rutina, dígale a su niño que se quede en cama hasta que usted venga por él o ella.
- Si el niño se baja de la cama, condúzcalo de nuevo a ésta con calma y silenciosamente y dígale que debe quedarse en cama.
- Cuando el niño regresa a la cama, alábelo por comportarse como un
niño grande al quedarse en la cama, y luego salga de la habitación.
- Dígale al niño que usted va a regresar más tarde a su cuarto para
asegurarse de que está bien. Esto suele tranquilizar a algunos niños.
Prepárese a tener problemas a la hora de dormir
No se haga ilusiones de que los problemas han terminado. Esté
preparado a repetir los pasos 1 y 2 tantas veces como sea necesario
durante varias noches seguidas. Veinte “apariciones para despedirse” en
una noche no es nada fuera de lo común. Ante todo, mantenga la calma y
la comunicación con su niño al mínimo; estas deben ser breves y
monótonas. La meta es reconocer con un halago cuando se quede en cama y
no por salirse de ella. Los niños tienden a sentir, como muchos
publicistas concuerdan, que cualquier tipo de atención es mejor que
nada. Si el niño pequeño recibe más atención – aunque sea negativa, como
cuando usted se enoja – el niño lo continuará haciendo una y otra vez.
Por el contrario, si usted mantiene el ambiente calmado y hasta
monótono, la emoción de salirse de la cama perderá su encanto.
Evite premiar sus salidas de la habitación
Aunque debe respetar la nueva movilidad de su niño pequeño, insístale
que la regla establecida es permanecer en la cama hasta el siguiente
día una vez que llega la hora de dormir, con la excepción de cuando
necesita ir al baño. Evita premiarlo por salirse del cuarto,
permitiéndole acostarse en su cama o dejándolo acompañar a otros
miembros de la familia que todavía están despiertos. Por el contrario,
en la mañana alábelo por haberse quedado toda la noche en su cama.
Haga sus salidas de la cama más seguras
Si su niño se va a bajar de la cama, aunque usted no lo quiera,
hágale saber que la única vez que es permitido bajarse de la cama es
cuando la hora de dormir o de la siesta ha terminado. Además, debe
asegurarse lo más que pueda de que su habitación es segura y libre de
peligros. Mientras esté en el proceso de comprarle una nueva cama,
ponga el colchón de la cuna en el piso. Saque los muebles o los juguetes
grandes, como caballitos mecedores, que pueden lesionar a su niño si se
cae o se tropieza con ellos. Es posible que deba instalar una puerta o
valla protectora en la puerta de la habitación del niño para prevenir
que deambule por la casa cuando usted no está despierto. También debe
instalar una valla o puerta protectora en la parte de arriba de las
escaleras para prevenir accidentes cuando su niño se salga de la cama.
Instale cerrojos a prueba de niños en las cómodas o cajones o selle los
cajones para que no los pueda abrir y usar como escalones.