No todos los adultos somos extrovertidos y lo mismo es el caso con los niños. Algunos se sienten más a gusto con los extraños que otros. Algunos niños tímidos dejan de serlo cuando crecen y se vuelven más sociables; otros continúan prefiriendo no ser el centro de atención —y permanecer en territorio familiar.
Lo que los padres pueden hacer:
Sea un ejemplo de comportamiento social de personas seguras de sí mismas. Los niños aprenden observando a la gente a su alrededor. ¡Padres, ustedes son los modelos! Con tiempo, su habilidad para acercarse a otros y hacerlos sentir a gusto puede también ayudar a su niña a sentirse a gusto.
Anime a su niña a tomar pequeños pasos en su comportamiento social como decir "hola" a un vecino o participar en un juego por algunos minutos. Intente dramatizar o practicar por anticipado lo que ella puede decir o hacer.
Busque actividades que le interesen a su niña. ¿Su hija es atlética? ¿Artística? ¿Pulcra y organizada? ¿Le encantan los libros? ¿Es buena para construir cosas? ¿Qué le llama la atención? ¿Qué cosas la desaniman? Encuentre actividades en las que pueda sacar provecho de sus puntos fuertes e inscríbala. Algunas veces tener interés por las mismas cosas con otras personas es justo lo que los niños tímidos necesitan para comenzar conversaciones y nuevas relaciones.
Elogie a su niña con frecuencia y felicítela por cualquier logro —¡incluso esos pequeños pasos pueden ser difíciles!
Cuándo debe buscar ayuda:
Si las cosas no parecen mejorarse —especialmente si su niña se altera demasiado en presencia de cualquier persona extraña o cuando no está cerca de usted, o parece triste o ansiosa—, consulte con el pediatra de su niño y pídale consejo.
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