Cuando la
víctima o el testigo de un crimen es un niño, especialmente si el caso implica
violencia y abuso, testificar en la corte puede ser otra experiencia
traumática.
Para reducir
mayor daño a los más de 100.000 niños que comparecen ante el tribunal penal,
civil y de familia todos los años, la American Academy of Pediatrics (AAP) ha
publicado una actualización de su declaración de política en el número de marzo
del 2017 de Pediatrics: “El niño como testigo en un tribunal"
(publicado en línea el 20 de febrero).
Basado en la
más reciente investigación sobre la fiabilidad y el efecto psicológico del
testimonio de un niño, la AAP recomienda apoyar a los pequeños testigos con
varias medidas. Estas medidas incluyen ampliar las leyes de privacidad a los
niños víctimas de abuso
físico y sexual,
por ejemplo, junto con opciones para poder tener consigo objetos que les
brindan confort o tener a perros especialmente entrenados en los tribunales. Ya
sean niños que han sido explotados sexualmente o abusados físicamente o haber
sido testigo
de violencia, se les debe ofrecer el mismo grupo de medidas de protección
para minimizar que sean más traumatizados en los tribunales. Además, todos los niños que son testigos se
les deben ofrecer servicios de salud mental para abordar su exposición al
trauma y al estrés adicional que viven en el tribunal.
La AAP también
recomienda utilizar métodos de interrogación que sean científicamente
comparados y diseñados de acuerdo con la edad de desarrollo del niño. Para los
niños inmigrantes que enfrentan procesos de deportación en donde tiene que
comparecer como testigos, la AAP apoya a que tengan acceso a representación
legal gratuita.
Además de la
declaración de política sobre los niños testigos, la AAP está publicando una
declaración de política actualizada y un informe técnico relacionado con el testimonio
experto (peritos). En estos documentos, ambos titulados "Participación de
peritos (testigo expertos) en procedimientos civiles y penales" y
publicados el 20 de febrero, la AAP recomienda mejorar la calidad de las
opiniones médicas requeridas por los tribunales y reforzar los requerimientos
de las credenciales de los que sirven como expertos médicos, darles a conocer a
los pediatras las prácticas éticas y los criterios para los testimonios de
peritos y apoyar los esfuerzos del consejo médico estatal, la organización que
concede licencias y la sociedad profesional regulatoria.