Los niños en hogares de acogida enfrentan grandes retos. Más del 70 por ciento de ellos tienen un historial documentado de abuso infantil o de negligencia y un 80 por ciento se han visto expuestos a situaciones de considerable violencia, incluyendo a la violencia doméstica. Casi todos son traumatizados aún más al ser extraídos de sus familias, y para algunos puede ser la primera vez que se sientan seguros.
La declaración de política de la American Academy of Pediatrics, “Asuntos relacionados con la salud de los niños y adolescentes en hogares de acogida y de cuidado parentesco", en el número de octubre de 2015 de Pediatrics (publicada en línea en el 28 de septiembre), exhorta a brindar más atención de cuidado intensivo para estos niños, tendiendo en cuenta los retos adicionales a los que se enfrentan para su desarrollo físico y mental, para la salud dental y la adaptación sicosocial. La ley federal también requiere que los estados incluyan a los pediatras en el desarrollo de sistemas de salud para estos niños.
Mientras que el sistema de hogares de acogida ha evolucionado para brindar servicios de salud, seguridad y bienestar para los niños y adolescentes que lo necesitan, los pediatras enfrentan grandes desafíos significativos para brindarles la atención médica que necesitan. Entre los desafíos se encuentra la falta de información sobre la salud de la persona joven (incluyendo las vacunas), la dificultad para identificar a alguien que dé el consentimiento para el tratamiento, la falta de recursos adecuados para el tratamiento y los problemas médicos que no han sido tratados.
Un estimado de 30 a 80 por ciento de los niños que entran a ser parte de los hogares de acogida sufren por lo menos una afección médica que no ha sido tratada y que generalmente no ha sido diagnosticada, y hasta un 80 por ciento ingresan con una enfermedad mental considerable. La investigación sugiere que los niños en hogares de acogida, especialmente aquellos en ámbitos de cuidado colectivo, les prescriben medicamentos psicotrópicos a índices tres veces más altos que los de otros niños. A menudo, se les pide a los pediatras prescribir estos medicamentos a los niños en hogares de acogida que sufren de problemas del comportamiento. Sin embargo, debido a que muchos de los problemas emocionales y de comportamiento que se ven en esta población representan el impacto del trauma infantil, los autores de la declaración de política recomiendan que los niños reciban una evaluación de salud mental por parte de un profesional de salud mental pediátrico antes de comenzar con tales medicamentos. Los niños que han sido expuestos a traumas infantiles tienen más probabilidad de beneficiarse de terapias para el tratamiento de traumas basadas en evidencia. Los medicamentos, cuando se usan, deben ser para un diagnóstico específico, iniciados solamente después de una evaluación de la salud mental y ser sólo parte del plan para tratar la salud mental del niño.
Así como es el caso de los jóvenes con necesidades especiales, los niños y adolescentes en hogares de acogida requieren una supervisión más frecuente de su estado de salud. Según la AAP, los pediatras desempeñan un papel crítico para asegurar el bienestar de los niños que son cuidados fuera del hogar a través de la disposición o suministro de servicios pediátricos de alta calidad, coordinación de atención médica y abogacía en su nombre.
