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Edades y Etapas

Cómo hacer amigos en la escuela secundaria

“No tengo amigos. En la escuela todos siempre se burlan de mí”. Pocas son las palabras que lastiman tanto como oír eso de un niño de cualquier edad. No ser popular durante la adolescencia, sin embargo, puede ocasionar heridas psicológicas profundas y duraderas. Los jóvenes que crecen como marginados sociales tienden más a tener un mal comportamiento, sentirse deprimidos y no tener un buen rendimiento académico. Lo que es más, el daño a su autoestima puede afectarles incluso en la adultez.

Cuando un joven no tiene amigos, los padres deben preocuparse aunque este no se queje de la situación.

Qué puede hacer usted

Háblele. Comience por decirle que ha notado que pasa mucho tiempo solo, y pregúntele si esto le hace sentir triste. Asegúrele que muchos de sus compañeros tal vez también se sienten inseguros de sí mismos. A menudo, es bueno que comparta una historia suya, ya sea pasada o presente. Los niños por lo general asumen que mamá y papá no tuvieron ningún problema cuando eran adolescentes. Este falso concepto incita a los adolescentes a repetir hasta más no poder la famosa frase, “¡Nadie me entiende”! Pero claro que les entendemos, más de lo que ellos se imaginan. ¿Quiere ser un héroe? Hágale saber cuánto lo entiende:

“Sabes, cariño, cuando asisto a alguna convención de negocios, tengo que conversar con extraños. Algunas veces no me cuesta, pero otras se me dificulta y no se me ocurre ninguna cosa que decir, y me invaden los nervios y siento que me voy a desmayar”.

En secreto, es probable que su hijo adolescente se sienta aliviado de que usted haya notado su soledad. Por otro lado, puede sentir vergüenza y negar obstinadamente que existe un problema. No se dé por vencido. Hable con los maestros de su hijo, y a otros adultos que pasan tiempo con él, sobre sus apreciaciones honestas de la manera en que su hijo se relaciona con los demás. ¿Cuáles son sus fortalezas y debilidades? ¿Es bastante tímido con sus compañeros, le da miedo hacer amistades? ¿Es agresivo o prepotente? ¿Hostil y a la defensiva? Agregue la información que estas personas le proporcionen a sus propias observaciones.

Represente escenarios distintos con su adolescente. Los niños pueden actuar de manera inapropiada en una situación social simplemente porque no saben cómo comportarse. Al representar un papel, se debe establecer una escena y modelar alternativas socialmente aceptables. Concéntrese en las áreas en las que su hijo necesite más ayuda. ¿Prefiere hacerse a un lado y no participar en las actividades de grupo? ¿Tiene fama de ser un mal perdedor? Tal vez exagera en su reacción cuando le molestan, como sucede en el siguiente ejemplo:

“Digamos que se te cae un pase en un juego de fútbol americano, y que Kevin, el chico al que siempre le gusta pasarse de listo y que siempre te está molestando y dice algo sarcástico como, ¡‘Oye, manos hábiles’! Entonces, podrías enojarte con él y gritarle o darle un puñetazo, pero eso no te hará hacer amigos ni lograr que los otros chicos quieran jugar contigo. En lugar de eso, sería mejor que desarmaras a Kevin con buen humor, y que reaccionaras con algún comentario gracioso acerca de ti: ‘Sí, me las unto con lubricante antes de cada juego’.

“O podrías regresar el insulto, pero con una sonrisa: ‘Muchas gracias por haberlo notado, Kev. Yo también te quiero, amigo’.

“O podrías ignorarlo. ¿Realmente quieres parecer relajado? Mantente concentrado en el juego y trata de agarrar el siguiente pase. Eso sería la venganza más dulce de todas.

“Cuando dejas de reaccionar si te molestan, ya no es tan divertido hacerlo. Después de un rato, probablemente ya no te molestarán tanto”.

Practiquen algunas escenas más, pero esta vez represente usted el papel antagónico mientras su hijo se representa a sí mismo. Observe cómo reacciona; ofrezca comentarios positivos. Motívele a probar estas nuevas respuestas la próxima vez que alguien lo moleste. Dele seguimiento una o dos semanas después para ver si hubo alguna diferencia.

Ayude a su hijo adolescente a mejorar las destrezas para conversar. La mayoría de niños que no se llevan bien con sus compañeros son susceptibles cuando se trata de sus limitaciones sociales. Están tan acostumbrados a editarse a sí mismos (¿Qué le digo? ¿Que sucederá si lo que digo suena tonto? ), que con frecuencia desarrollan el equivalente al miedo escénico y no pueden decir nada.

Algunos de nosotros somos anecdotistas con talento natural, pero el arte de la comunicación puede aprenderse. Las claves para convertirse en un buen conversador son la curiosidad y la generosidad; preguntar acerca de las vidas e intereses de otras personas, para luego prestarles atención de manera ininterrumpida. Existe un tema en el que todos están versados y del que hablarán hasta el cansancio: acerca de sí mismos. Esto es particularmente cierto cuando se trata de adolescentes.

Actividades planeadas y estructuradas libres de presión alguna. Para un joven que se siente socialmente inepto, tan solo estar en casa con un amigo puede ser algo muy tenso. Para relajar su ansiedad y ayudar a todos a pasarla mejor, sus padres deberán supervisar estas reuniones casuales con más detalle de lo normal.

Pregúntele a su hijo adolescente si le gustaría invitar a un amigo la tarde del sábado o domingo para realizar algunas actividades estructuradas. El Dr. Jellinek, padre de cuatro hijos, sugiere llevarles a ver una película, al ballet, al circo, al zoológico, a un museo, a un evento deportivo; es decir, “cualquier cosa que impida que el niño y su amigo pasen tiempo solos”. Sentarse uno junto a otro como espectadores le da a los niños algo de qué hablar después, pero elimina la necesidad de una conversación constante.

Si está buscando algo físico para que lo hagan juntos, seleccione un pasatiempo no competitivo que realce las fortalezas de su hijo y promueva la participación y la cooperación. Evite actividades solitarias o aquellas que involucran grupos grandes. Algunos ejemplos incluyen ciclismo, patinaje sobre hielo, patinaje en línea, remo o canotaje, monopatín, tabla para deslizarse sobre la nieve, esquí, natación, golf y artes marciales.

Inclínese a alargar más la actividad en lugar de acortarla. Actualmente, la meta es ayudar a su hijo a relajarse y divertirse, y a establecer un patrón de relaciones exitosas. “Cuando su adolescente comience a sentirse más cómodo cada vez que tenga tiempo libre,” continúa el Dr. Jellinek, “usted gradualmente retira la estructura. Por ejemplo, podría intentar darle dinero para que vaya al centro comercial una hora o dos, y no seis, con su amigo. Luego, puede sugerir que salgan juntos a comer algo. También motíveles gradualmente a que pasen más tiempo juntos”.

Solicite la cooperación de los maestros, entrenadores, consejeros de campamento y líderes de actividades en grupo, como los jefes de los scouts. Describa las dificultades de su adolescente al socializar, y pida que le presten más atención. Si ha descubierto algunas estrategias que parecieran ayudar a su hijo cuando se encuentra en alguna situación de grupo, hágaselos saber y pida que le mantengan al tanto de su progreso.

Motive a su adolescente a inscribirse a una actividad de grupo o un club que le llame la atención, ya sea por medio del sistema escolar o por medio de las organizaciones comunitarias o religiosas. Ahí será muy probable que conozca chicos que comparten un interés o propósito común, que siempre es una base prometedora de nuevas amistades.

No obligue a un niño a participar en una actividad en contra de su voluntad. La meta es prepararlo para el éxito.

Busque la ayuda de un profesional. Varios psicólogos, psicoterapeutas y consejeros infantiles se especializan en el desarrollo de las destrezas sociales, por medio de sesiones individuales o de grupos pequeños. Los enfoques pueden variar, pero la mayoría de programas utiliza muchas de las técnicas que se describen aquí, como lo es la representación de papeles. Un beneficio del entorno de grupo es que los jóvenes aprenden entre sí y se apoyan mutuamente. Con frecuencia, florecen varias amistades, que es algo muy terapéutico también. Para algunos niños, el grupo de destrezas sociales brinda el apoyo y aceptación que hacen falta en sus vidas.

El pediatra de su hijo puede remitirle con profesionales capacitados en esta área. O, llamar a los diferentes proveedores de salud mental locales, si ofrecen instrucción sobre destrezas sociales. Idealmente, los niños y niñas en el grupo deben llevarse no más de dos años.

Última actualización
11/21/2015
Fuente
Caring for Your Teenager (Copyright © 2003 American Academy of Pediatrics)
La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales.
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