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Edades y Etapas

Crecimiento emocional necesario para el entrenamiento para usar el baño

Para muchos padres, la preparación emocional de un niño para enseñarle a usar el inodoro es lo más difícil de reconocer, particularmente desde que un niño entra y sale de las “horas récord” y los períodos problemáticos para aprender a usar el inodoro durante toda la niñez temprana. Los problemas emocionales que pueden afectar profundamente la enseñanza para usar el inodoro incluyen un deseo de independencia y autodominio, la necesidad del niño de controlar algunos aspectos de su entorno, poner a prueba los límites y las normas, su deseo de recibir la aprobación de sus padres, los temores asociados con el uso del inodoro y el deseo de imitar o guiarse por el comportamiento de otro niño.

La mejor manera para determinar el estado emocional en el que se encuentra su hijo y qué tan favorable es el entrenamiento para usar el baño, es observar su comportamiento general y sus respuestas ante cualquier sugerencia sobre el uso del inodoro. Si disfruta claramente sentarse en su inodoro o hablar sobre el uso de su inodoro, su necesidad urgente hacia el autodominio probablemente respaldará su entrenamiento. Si se resiste a la idea o llora cuando menciona el inodoro, es posible que esté experimentando conflictos y será necesario esperar un momento más oportuno.

 

Autodominio

 

El deseo de dominar su propio cuerpo y el entorno es un poderoso deseo común para todos los niños pequeños y en edad preescolar. El inicio de los llantos de “¡Puedo hacerlo!” le permitirá saber que la necesidad urgente de su hijo de uno o dos años hacia la independencia va   viento en popa. Por una parte, este tipo de ambición puede inspirar un gran progreso en el entrenamiento para usar el inodoro a medida que su hijo intenta actuar como un niño grande en todas las maneras posibles. Sin embargo, cada cierto tiempo, su necesidad de controlar su propio cuerpo y entorno se puede manifestar en sí de maneras menos deseadas. Es posible que su hijo de un año insista en huir y esconderse cada vez que siente la necesidad de defecar, como un esfuerzo por evitar que invada su frágil orgullo físico al llevarlo al inodoro. Incluso es posible que se levante del inodoro y tenga un accidente en el piso de la sala por la mera satisfacción de decidir dónde orinar. A los dos años, puede gritar “¡No!” cada vez que le pregunta si necesita ir al inodoro, o evite ir hasta que sea demasiado tarde y ocurra un accidente. Entre más atención le preste a dichos experimentos, todos los intentos normales para poner a prueba sus normas y sus límites, más los repetirá.

La mejor respuesta es limpiar lo que ensució, hacer pocos comentarios, restarle importancia al incidente y esperar una fase de independencia posterior de mayor madurez para motivarlo a que le muestre lo que puede ser un “niño grande”.

Resistencia

 

El deseo de controlar sus funciones físicas y su entorno puede aumentar durante los momentos de mayores cambios en la vida del niño. Es posible que un niño que se siente desorientado por cambios bruscos recientes (como un traslado a una nueva casa, un divorcio o la llegada de un nuevo bebé a la casa) busque recuperar el equilibrio emocional al ejercer el control sobre esos aspectos de la vida que están a su alcance. Las tensiones internas, como temores ocasionados por una imaginación que se desarrolla rápidamente, también pueden provocar un comportamiento de resistencia que dificulta el entrenamiento para usar el baño. Los niños un poco más grandes y los niños en edad escolar, que fisiológicamente pueden retardar las deposiciones y las evacuaciones cuando lo desean, pueden retener deliberadamente el excremento y estreñirse severamente como respuesta a la tensión emocional, a la presión de los padres o incluso la resistencia a dejar ir lo que experimentan como parte de sus cuerpos. Nuevamente, cuando se enfrentan con dichas resistencia es mejor hablar con su hijo con respecto a lo que lo esta molestando, haga su mejor esfuerzo para calmar sus temores, y después aléjese un momento. Con su ayuda, su hijo pronto pasará esta etapa emocional y puede retomar los asuntos para enseñarle a usar el inodoro cuando esté mejor preparado para hacerlo.

Deseo de aprobación

 

Dos de las mayores herramientas que los padres pueden aprovechar durante el entrenamiento para usar el baño son el deseo de aprobación del niño y su necesidad urgente por imitar el comportamiento de otros. Los experimentos de su hijo por obtener su aprobación probablemente empiezan antes de su primer cumpleaños. Estimulado por el desarrollo cognoscitivo para explorar las relaciones de causa y efecto (“Mordí la nariz de mi mami y ¿qué sucedió?”), pronto empieza a reunir una base de datos sobre qué tipos de acciones logran respuestas positivas de su parte y cuáles no. Entre más sonrisas y palabras de felicitación de los padres recibe, más las desea y espera que durante los grandes esfuerzos normales de rebelión que ocurren durante la niñez, probablemente continuará haciendo un gran esfuerzo para complacerle. Durante los años de niño pequeño y edad preescolar, felicitar a su hijo por cualquier pequeño paso hacia el dominio para ir al baño preparará el camino hacia un entrenamiento más rápido y positivo.

Si su hijo no ha aprendido a usar el inodoro de manera correcta aproximadamente a los tres años y medio, su deseo renovado por complacer puede hacer que la adaptación al uso del inodoro sea muy simple, éste es un tiempo en el que sus problemas con respecto a la independencia se habrán resuelto. En los capítulos posteriores, trataremos la manera de mencionar este deseo de complacer a través de la afirmación (“¡Que maravilloso trabajo has hecho!”), calcomanías y otras formas de refuerzo positivo.

Conciencia social

 

La conciencia social, la observación y el deseo de ser como otros, gradualmente se amplia durante los años de niño pequeño y edad preescolar, agregando de esta manera otra motivación para que su hijo aprenda completamente a usar el inodoro. Aproximadamente a los dieciocho meses, su hijo probablemente se muestre fascinado con el comportamiento de otros niños de edad o un poco más grandes, y su deseo de imitarlos puede estimularlo para que use el inodoro mucho  antes que los otros. (Esto es el motivo por el cual los niños con hermanos mayores con frecuencia aprenden a usar el inodoro antes que los hijos únicos). Aproximadamente a los dos años y medio, o tres, se interesará en el concepto del género y se enfocará en imitar el comportamiento de su padre del mismo sexo. Este es un buen momento para que los padres empiecen a invitar a su hijo del mismo sexo para que los observe usar el baño. Si no hay un adulto del mismo sexo en su hogar, intente solicitarle a un familiar adulto o amigo que actúe como modelo de imitación. No solo saciará la curiosidad de su hijo de esta manera, sino que puede decidir intentar usar el inodoro para “parecerse más” al adulto que admira.

Aproximadamente durante los años preescolares, la fascinación de su hijo con la identidad social y el comportamiento de sus compañeros le proporcionará una motivación muy intensa por usar ropa interior de niños grandes y el hacer uso del inodoro como lo hacen otros niños de su edad. Si aún no ha recibido el entrenamiento para usar el inodoro en este momento, solo la presión de sus compañeros lo puede motivar para que aprenda el mismo. En muchos casos, todo lo que se necesita para enseñarle a un niño a usar el inodoro a esta edad es indicarle casualmente (nunca de manera crítica) la probabilidad de que los otros niños ya no usen pañal. Una vez que está consciente de esto, su hijo puede elegir aprender a usar el inodoro el mismo.

Última actualización
11/21/2015
Fuente
Guide to Toilet Training (Copyright © 2003 American Academy of Pediatrics)
La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales.
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